Como afirma claramente Irving Berlin: no hay negocio como el negocio del espectáculo. Cuando Korngold conquistó Hollywood, habiendo dejado Austria durante la Segunda Guerra Mundial, revolucionó la composición para el cine, enriqueciendo las películas con una música impresionante.
A medida que Hollywood atrajo a otros muchos compositores clásicos, ofreciendo buenos trabajos y oportunidades, su innovación y gran imaginación alteraron la propia idea de la composición para el celuloide, otorgando un nuevo respeto al género. Uno de los compositores más queridos de América, Copland, también escribió tanto para el escenario como para la gran pantalla, y está representado en este programa con su apreciada Appalachian spring.
Varios aclamados intérpretes terminaron viviendo en el área de Los Ángeles, como el violinista Jasha Heifetz, quien a través del cine dio fama a piezas como la encantadora Estrellita, de Ponce. La leyenda viviente John Williams es conocido por sus contribuciones icónicas a las bandas sonoras de títulos como Star Wars, Harry Potter o La lista de Schindler, además de realizar arreglos para composiciones tan queridas como El violinista en el tejado.
Mientras Los Ángeles se convertía en el centro de la música cinematográfica, Nueva York fue el lugar donde los musicales llegaron al escenario. Una verdadera fuerza dentro de la música clásica como director de orquesta, pianista y compositor, Leonard Bernstein también dejó su huella en Broadway con sus obras de fusión cultural, produciendo grandes éxitos como el brillante Candide.
Terminamos este concierto y el festival con West Side Story, de este compositor, ambientada en la ciudad que nunca duerme, un escenario que nunca descansa, y que trae consigo las luchas y sueños de los esperanzados en un Nuevo Mundo.